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Martes, 25 de Enero de 2005 14:13

Presentado el I Estudio sobre la sostenibilidad del regadío del Guadalquivir dirigido por el profesor de la UCO Julio Berbel

G.C. - C.M.
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En el Salón de Columnas del Rectorado de la Universidad se han presentado esta mañana las principales conclusiones del I Estudio sobre la Sostenibilidad del Regadío del Guadalquivir, realizado bajo la dirección del profesor del Departamento de Economía Agraria de la Universidad de Córdoba, Julio Be
rbel Vecino y promovido por la Federación de Comunidades de Regantes de la Cuenca del Guadalquivir (Feragua) con el patrocinio de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.

Este informe, l primero de sus características que se realiza en España, analiza la dimensión social, económica y ambiental del regadío de la Cuenca, y arroja, entre otras conclusiones, la necesidad de paralizar la puesta en marcha de nuevos regadíos. Según explicó Berbel, esta paralización es condición sine qua non para garantizar la sostenibilidad de la Cuenca, dado que de muy poco servirían las mejoras en modernización que están ejecutándose si no van acompañadas de un plan punto cero dirigido a frenar las nuevas iniciativas de riego.

Durante la presentación del Informe, el presidente de Feragua, José Fernández de Heredia, subrayó asimismo la necesidad de que se acometan las obras hidráulicas previstas en el Plan Hidrológico Nacional para lograr el equilibrio hídrico de la Cuenca, muy principalmente las de la Breña II y Arenoso, ambas en Córdoba. "Confiamos en que la ministra Narbona cumpla su compromiso de poner la primera piedra de la Breña II muy pronto, concretamente en este primer semestre del 2005", agregó Fernández de Heredia.

El presidente de Feragua señaló que la ejecución de estas obras animará a los regantes a proseguir el esfuerzo de modernización estimando que. "Córdoba ha sido pionera en la puesta en marcha de sistemas de riego modernos y eficientes en el uso del agua, como los instalados en las zonas del Genil-Cabra y Fuente Palmera. Y esta realizando, además, una apuesta ejemplar por la mejora y modernización de las infraestructuras de riego.".

Los datos económicos que ofrece el I Estudio de la Sostenibilidad del Regadío del Guadalquivir ponen de relieve la gran incidencia del regadío sobre la economía de la cuenca. Así, el análisis muestra que el sector agrario tiene una relevancia en la economía de las cuencas andaluzas (casi un 10% del Valor Añadido Bruto) muy superior al que tiene en la economía española o europea y que, además, emplea al 11,1% de la población ocupada en Andalucía. La razón de la importancia de este sector en la cuenca se encuentra no sólo en factores históricos y socioeconómicos, sino también en unas favorables condiciones agroclimáticas, tecnológicas y de mercado. La superficie de regadío representa el 18% de la superficie total agraria andaluza, pero aporta el 60% de la producción final agraria, lo que significa que su productividad es seis veces superior a la de secano. El regadío de las Cuencas del Guadalquivir, Guadalete y Barbate representa el 78% del total de regadío existente en Andalucía y el 23,2% de la superficie labrada de estas cuencas.

Además, el estudio revela que el regadío de las Cuencas de Guadalquivir, Guadalete y Barbate genera un empleo directo en cultivo de 0,11 empleos por hectárea, y un empleo indirecto en el complejo agroindustrial de 0,06 empleos por hectárea. En total, 0,17 empleos por hectárea. En general, el empleo total en el sistema agroalimentario dependiente del regadío del Guadalquivir se estima en 128.000 personas, siendo el primer subsector industrial por número de empleos en Andalucía. A estos ratios hay que agregar el empleo inducido en los municipios en el resto de sectores de consumo e inversión (distribución, sanidad, educación, etc.), Esta cifra es difícil de calcular, pero puede oscilar entre 0,20 empleos/ha y 0,30 empleos/ha.

Igualmente, el informe destaca que aquellas comarcas con mayor proporción de regadío respecto a la superficie total cultivada presentan tasas de crecimiento de la población netamente mayores, las oportunidades de empleo son más elevadas y sereduce el envejecimiento de la población, objetivos acordes con las políticas de desarrollo rural en Europa y España.

Por otra parte, en su análisis ambiental, el Informe insiste en que la Cuenca padece una situación de sobreexplotación de los recursos motivada por la incorporación de nuevos regadíos, y señala que la solución a esta situación de déficit hídrico pasa necesariamente por la inversión en infraestructuras tanto en "alta" como en "baja" para su futura sostenibilidad. Las inversiones en "alta" son las que buscan ampliar la oferta, es decir, aumentar la cantidad de agua regulada para poder disponer de ella y se basa en grandes infraestructuras como embalses y balsas de regulación. Las inversiones en "baja" afectan a la demanda y buscan el ahorro de agua. "Unas y otras políticas no deben llevar al equívoco de una posible puesta en riego de nuevas zonas agrícolas, contrarias a la sostenibilidad del recurso", dice el Informe, en línea con lo comentado en la presentación tanto por Julio Berbel como por Fernández de Heredia.

El estudio subraya especialmente que los sistemas de riego han mejorado gracias a las inversiones realizadas directamente por los agricultores. En los últimos tres años se ha pasado de un 33% de superficie de riego localizado a un 38%. La superficie regada por gravedad (sistema tradicional) se ha reducido al 40%, frente al 60% restante representado por el riego por gravedad y el riego por aspersión, sistemas ambos más avanzados.

En relación con el impacto ambiental de la actividad agrícola de regadío, y utilizando los indicadores seleccionados por la OCDE, el Estudio concluye que el valor medio de balance de nitrógeno para la Cuenca del Guadalquivir es de 62 kg de nitrógeno por hectárea y año, unos niveles aceptables si se tiene en cuenta que parte de ellos se fija al suelo. En cuanto al riesgo de pesticidas, las diferencias son muy notables entre unas zonas regables y otras. En cualquier caso, según los expertos de la Universidad de Córdoba, siguiendo un código de buenas prácticas ambientales, la toxicidad por pesticidas y la contaminación por nitratos pueden reducirse considerablemente respecto a los valores actuales.

Por último, el Informe destaca que los otros dos indicadores elegidos por la OCDE (las exportaciones de energía del sistema y la cobertura de suelo) muestran que el medio ambiente recibe beneficios importantes de la actividad del regadío, ya que éste es un exportador neto de energía del sistema, aumenta la biodiversidad, y contribuye a la lucha contra la erosión al estar más tiempo el suelo con cobertura vegetal.