La Cátedra Unesco de la UCO reúne a tres expertos en migraciones
Tres expertos en migraciones y conflictos humanitarios examinaron ayer la grave crisis de refugiados sirios que desborda a la Unión Europea desde finales de agosto, en una mesa redonda organizada por la Cátedra Unesco de Resolución de Conflictos de la Universidad de Córdoba. Miguel Ángel Ballesteros, director del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), juzgó “lamentable” el papel que está jugando la UE debido a sus reticencias en acoger a 120.000 refugiados que huyen de una guerra civil que dura ya cuatro años y ha provocado más de diez millones de desplazados.
Ballesteros puso la exigua cifra europea en perspectiva con el número desproporcionado de refugiados que han sido recibidos en los países vecinos. Solo Turquía cuenta ya con dos millones de desplazados, mientras que Líbano, un pequeño país de 4,5 millones de habitantes, alberga a 1,2 millones de sirios, más de una
cuarta parte de su población. El general de brigada advirtió, además, que la presión migratoria “va a ir a más” en los próximos años si no se logra estabilizar el país árabe. “¿Cómo se arregla esto?”, se preguntó. “Solo hay una solución: derrotar a Daesh”, la milicia islamista violenta que aterroriza a Oriente Medio.
Ballesteros no es partidario de buscar acuerdos con el grupo terrorista y defiende una eventual alianza entre todos los países actores del conflicto: Rusia, Irán, Arabia Saudí, EEUU y la UE. El dictador Basher Al Assad, sostuvo, debe formar parte “al principio” de una salida negociada de la guerra. “Luego hay que prescindir de él”, debido a sus graves responsabilidades en la violación sistemática de derechos humanos contra su población. El debate fue moderado por Manuel Torres, director de la Cátedra Unesco.
Carmen González Enríquez, experta en migraciones del Real Instituto Elcano, precisó
que los sirios son únicamente una “pequeña parte” de los refugiados que solicitan asilo en la UE. Recordó que únicamente un 15% de los demandantes durante el primer trimestre de 2015 procedían del país árabe. González subrayó las significativas diferencias en las políticas de acogida que separan a los países del
norte de Europa de los del sur. “La tradición de acogida de Suecia, por ejemplo, tiene que ver con su identidad nacional”, declaró, mientras que en Alemania obedece a su “mala conciencia” por su papel en la Segunda Guerra Mundial.
En Europa del sur, sin embargo, no hay política de acogida de refugiados. “Aquí se han negado el 99% de las peticiones de asilo”, señaló. Por esa razón, la investigadora aboga por “unificar los criterios de recepción de refugiados en la UE”, y agregó: “Las primeras reacciones favorables en Alemania a la acogida se han desmoronado y ha aumentado el miedo, según indican los sondeos”. El reto de la UE, por tanto, en su
opinión, es frenar la llegada de nuevos refugiados y gestionar las 60.000 peticiones que hoy colapsan Europa. González Enríquez aludió finalmente al “efecto llamada” de la política aperturista de Angela Merkel y a los riesgos de “seguridad” por supuestas infiltraciones de elementos radicales entre el contingente procedente de Siria.
Carmen Escalante, delegada de Médicos sin Fronteras en Andalucía, puso el contrapunto en la mesa redonda. “Cuando pasen años y analicemos el papel de la UE nos dará mucha vergüenza”, declaró para añadir: “Este es el fracaso de la comunidad internacional y los valores humanos”. Su intervención se centró en la perspectiva humanitaria del conflicto y defendió la importancia de una más decidida implicación de Europa en la resolución de una crisis que afecta a millones de personas. Tuvo palabras duras contra el bombardeo estadounidense del hospital de Médicos sin Fronteras en Kunduz, al norte de Afganistán, donde han muerto 22 civiles, y lanzó un alegato en defensa de una acción humanitaria sin restricciones para frenar el
desastre migratorio del Mediterráneo. “Es una salvajada dejar que niños y mujeres se ahoguen en el mar. No podemos permitir que el Mediterráneo se convierta en una fosa común”, proclamó.
