En la primera mesa redonda sobre bienestar animal y sanidad ganadera, moderada por Antonio Palomo, intervino Miguel Ángel Aparicio Tovar, profesor de Producción Animal de la Facultad de Veterinaria de Cáceres, que incidió en la importancia de la formación del personal, para asegurar un manejo adecuado que no genere estrés, y se refirió a algunas de las últimas informaciones de la Unión Europea sobre la posibilidad de revisar algunos aspectos en bienestar animal pecuario.
Además, precisó que la inmensa mayoría de la población española sabe nada o muy poco sobre los sistemas de cría de animales, según estadísticas disponibles, y un porcentaje amplio “no está dispuesto a pagar más por los alimentos procedentes de sistemas que cumplen más requisitos de bienestar animal”.
Por su parte, Eva Mainau, especialista en ganado vacuno e investigadora del IRTA, puso especial énfasis en estar atento ante situaciones de posible estrés, como el transporte, el destete o la estancia en lazaretos o corrales apartados de animales enfermos, “en los que efectuar un diagnóstico precoz mediante una identificación de síntomas es vital”. Entre ellos, citó la posición de las orejas e incluso la propia expresión facial.
Emma Fábregas, experta en porcino, aludió a los diversos factores que pueden producir estrés, que van desde el clima a la densidad de animales en un determinado espacio a cambios en la alimentación, además de la falta de limpieza, y explicó que el raboteo representa una estrategia eficaz frente a la caudofagia, como se ha comprobado en multitud de casos.
Notable reducción del uso de antibióticos
Después, Sara Sacristán, de la AEMPS, ha realizado una detallada exposición de los resultados del plan de reducción del uso de antibióticos de ganadería, con notables descensos en todas las especies –porcino, vacuno, ovino y caprino y cunicultura-, “hasta alcanzar una media del 71% en el periodo 2015-2018, gracias a la colaboración de todos los sectores”. Además, ha insistido en la conveniencia de reforzar la comunicación para transmitir a la sociedad el mensaje de que “la carne y otros productos no contienen restos de antibióticos”.
El secretario del Ministerio de Sanidad italiano, Romano Montarelli, ha hecho una defensa de la “producción ética” en ganadería, y también ha reclamado una mayor coordinación de los servicios veterinarios oficiales de los países de la Unión Europea y un fortalecimiento de los mismos, algo indispensable tras gestión de la pandemia de Covid19. También he manifestado su preocupación por la falta de veterinarios dedicados a los animales de producción.
En la mesa redonda final de la jornada de mañana, Francisco Rojo, catedrático de Sanidad Animal de la Universidad de León, subrayó el hecho de que más de la mitad de los hogares del país poseen un animal de compañía, “una nueva realidad que no se puede obviar desde el punto de vista de la salud pública”, en tanto que María Ángeles Risalde, profesora de Anatomía Patológica en la Universidad de Córdoba, ha explicado los distintos patógenos que afectan a humanos, mamíferos, aves o reptiles, “entre los cuales pueden producirse saltos de especie”.
La docente también vinculó la aparición del Covid19 en China de con la llegada de la peste porcina africana al país con anterioridad, “lo que dificultó del acceso de la población a carne de porcino por su encarecimiento, y favoreció el consumo de especies de fauna silvestre, en un país donde ya existía tradición al respecto”.
Ulises Ameyugo, veterinario de Salud Pública de la Junta de Andalucía, describió la rigurosa normativa que rige el funcionamiento de los mataderos, “porque el bienestar animal comprende toda la vida del animal, desde la explotación al transporte y el momento de su sacrificio. Los veterinarios estamos presentes para asegurar la aptitud para consumo de los animales a su llegada y su posterior aturdimiento conforme a la normativa”. El conferenciante también destacó la relevancia de las auditorias e inspecciones, así como de los sistemas de videovigilancia que se están introduciendo.
Por la tarde, Jaume Fatjó, veterinario y etólogo, efectúo un repaso sobre el vínculo emocional del ser humano y los animales de compañía, que se remonta a hace 12.000 años según hallazgos arqueológicos, y resaltó el valor del perro como fuente de apoyo social y un indicador sobre salud mental y física de las personas, también el colectivo de personas sin techo.
Rebeca García Pinillos, impulsora del concepto Welfare como complemento al modelo One Health, se centró en la estrecha relación entre bienestar y salud animal a partir de diversos ejemplos. “Son dos cuestiones que van de la mano. No conviene olvidar que el estrés conlleva alteración de la microbiota, que esta puede favorecer la presencia de bacterias y de ahí pueden aparecer toxinfecciones, es decir, un riesgo de salud pública”, indicó la ponente, que se mostró partidaria de abordar el trabajo desde una visión holística.