Jueves, 16 de Abril de 2009 14:50

Un estudio prueba que los tulipanes llegaron a Europa a través de Al Andalus, 400 años antes que a Holanda, como se creía

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En Aalsmeer miles de turistas contemplan cada día la subasta de tulipanes. Un evento que Holanda explota turísticamente, pero que simboliza como pocos el valor que una flor, el tulipán, tiene para el país. Es su símbolo nacional y una de sus fuentes de ingresos más importantes gracias a la exportaci
ón. Y lo lleva siendo desde el siglo XVI cuando gracias al imperio otomano el tulipán llegó a los Países Bajos y los holandeses lograron sembrar de estas flores todas las cortes europeas. Ésa ha sido durante siglos la teoría más extendida sobre la introducción de la flor en Europa. Hasta ahora.
La sorpresa ha saltado en la revista científica 'Economic Botany', promovida por el Jardín Botánico de Nueva York y en cuyas páginas el profesor de la Universidad de Córdoba Esteban Hernández Bermejo y la investigadora de la Escuela de Estudios Árabes del CSIC Expiración García han publicado un artículo en el que se rebate la idea del teórico monopolio holandés en la introducción del tulipán en Europa. Y es que, según las investigaciones del equipo que dirige Hernández Bermejo, el tulipán ya fue cultivado en Europa 400 años antes de su llegada a Holanda y lo hizo en los territorios de Al Andalus, que ahora se corresponderían con los de Andalucía, Castilla La Mancha y parte del Levante ibérico.

El descubrimiento llegó, según Esteban Hernández , de cierta forma por casualidad. Su equipo lleva 20 años estudiando la agricultura andalusí y, por tanto, toda la flora agrícola implementada por los agrónomos árabes en el territorio de la actual España. Entre sus estudios, y por encargo de la Universidad de Harvard, realizaron recientemente un monográfico sobre las plantas de uso ornamental en la Edad Media. De los manuales de botánica y agronomía andalusíes, que los arabistas traducen asesorados técnicamente por botánicos y agrónomos, los investigadores de la Universidad de Córdoba y el CSIC supieron del uso habitual de al menos cinco especies de narcisos, entre los que apareció uno que no se correspondían con la morfología y características propias del género Narcissus. Era el que los botánicos medievales llamaban "Narciso de Macedonia".
Esteban Hernández explica que "ni por su forma, ni por el tiempo de floración, podíamos pensar que aquello fuera un narciso". Entonces, los investigadores analizaron el contenido de los tratados agrícolas del toledano Ibn Bassal, uno de los mayores expertos en bulbosas de todo el medievo occidental del siglo XI, y los de sus discípulos sevillanos Abu al Jayr e Ibn al-Awwam (siglos XI y XII) hasta concluir que efectivamente la flor que describían como "Un tipo de narciso con forma de arcaduz - esto es de canjilón - procedente de Macedonia, en la Península Balcánica. Su flor es amarilla por dentro y rosa por fuera, con forma de cuno. En su interior se encuentra otra bella y aromática flor. Crece en sitios húmedos y montañosos y es cultivado como el narciso amarillo" no era otra que el tulipán.

Los resultados de esta investigación ha sorprendido en cierta medida a la comunidad científica, que ha aceptado con interés el artículo de Hernández Bermejo y García Sánchez en 'Economic Botany', en el que los investigadores argumentan con todo lujo de detalles los motivos para creer que el tulipán fue andalusí antes que holandés.
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